Heracles, cuyo nombre fue romanizado y conocido luego como Hércules, es uno de los nombres más conocido que la mitología griega nos ha dejado. Tuvo la fuerza y la habilidad de un semidiós, por lo que su vida fue llena de aventuras y grandes hazañas que le convirtieron en el héroe de la humanidad. Lee sobre los 12 trabajos de Hércules, porque hasta que alcanzado la cúspide de su gloria, empezó con un trágico y sangriento suceso.
Zeus, el dios supremo del Olimpo, se había encantado (una vez más) por una bella joven. Su nombre era Alcmena que estaba casada con Anfitrión rey de Tirito. Anfitrión había partido para combatir la ciudad de Tebas, así que Zeus decidió visitarla. Zeus descendió a la tierra en la forma del rey que luchaba en la guerra y así, fingiendo ser su marido, él la embarazo. Al regresar a casa, Anfitrión sospecha dela infidelidad de su esposa y ordena que sea quemada en una hoguera. Zeus impide que al menos sea quemada y revela ser el padre del bebé Hércules. Anfitrión se siente honrado de criarlo y perdona a su esposa.
El nacimiento de Hércules o Heracles
Tabla de contenido
Zeus, tenía grandes planes para ese bebé. Una profecía decía que el primer bisnieto del héroe Perseo sería rey de la gloriosa ciudad de Micenas. Alcmena (en griego antiguo Άλκμηνη Alkmênê, ‘poder de la luna’ era una mujer mortal, hija del rey Electrión de Micenas) era nieta del héroe, por lo que su hijo tendría derecho a la corona. Sin embargo, su prima también estaba embarazada. Furiosa con la infidelidad de su marido, la diosa Hera, decide obligar a que Llitía (en griego, Εἰλείθυια Eileithyia) la diosa de los partos, adelante el nacimiento de Euristeo. Debido al nacimiento prematuro de su primo, Hércules perdió el derecho a la corona.
Al llegar el momento del parto, se descubre que había dos niños, el bebé de Zeus, el Ificles bebé de Anfitrión. Los celos de Hera se vuelven incontrolables. La diosa decide enviar dos serpientes venenosas para matar al bebé. Las serpientes se deslizan hasta la cuna donde Heracles y su hermano dormían. Alcmena, despierta asustada con el llanto de Ificles y se encuentra con el bebé de Zeus con una cobra muerta en cada mano. Temiendo sufrir represalias de la diosa Hera, la princesa lleva a su bebé hasta el bosque, allí ella lo abandona.
El destino hizo que las diosas Hera y Atenea cruzasen con el bebé abandonado. Sin saber que se trataba de Hércules, Hera queda impresionada con el vigor del bebé y decide amamantarlo. El bebé Heracles aspira la leche con tanta fuerza que causa grandes dolores en el seno de la diosa. Ella lo aleja, pero la leche salida de su seno agujerea las nubes marcando el cielo, dando origen a la vía láctea. Debido a la leche sagrada de Hera, el pequeño bebé ahora pasa a tener poderes divinos.

Atenea recogió el bebé y lo devolvió a su madre. Hera, al percibir el engaño que cometió al amamantar al bebé de su rival, queda enfurecida y con un enorme deseo de venganza. Al ver a Hércules de vuelta al hogar, un adivino llamado Tiresias (Τειρεσίας / Teiresías) dijo que deberían celebrar el retorno del niño, que un día liberará al mundo de todo tipo de monstruo. Debido a sus grandes hazañas se garantizará un lugar en el Olimpo, al lado de su padre.
La locura de Hércules
Heracles, el poderoso hijo de Zeus, ya era un héroe reconocido por sus acciones en su juventud, pero el destino aún le presentaba grandes, desafíos. Zeus planeó grandes honores para él, incluso antes de que naciera. El gran dios había proclamado que el primer nieto del linaje del héroe Perseo heredaría el trono de Micenas.
Pero la diosa Hera, celosa, al ver tener tal honor, intervino. Ella hizo que el primo de Hércules, naciera prematuramente para así robar la herencia del héroe. De esta manera, el poderoso Heracles se sometió al rey Euristeo, que temía el crecimiento del poder y el prestigio de Heracles.
Fue con pesar que Hércules obedeció a su primo, pero cuando decidió imponerle sus primeras obras, el indignado héroe decidió ir al oráculo de Delfos para ver si debía seguir obedeciendo a un hombre que consideraba inferior a él. El oráculo le dijo que con cada trabajo que hacía el poder usurpado por Euristeo disminuiría. Hércules, que todavía tenía alguna esperanza de recibir del oráculo la noticia de que no necesitaría obedecer a Euristeo, estaba molesto.
Aprovechando la vulnerabilidad y la locura de Heracles, la diosa Hera planta la semilla de la locura en su cabeza. Heracles comenzó a ver a las criaturas más terribles y luchó grandes batallas con ellas, pero todo fueron alucinaciones. Al recuperarse de esta locura, Heracles, tenía sangre en las manos y sus hijos y su esposa Mégara (en griego, Μέγαρα) yacían muertos a sus pies. Al darse cuenta de lo que había ocurrido, Hércules se exilió.
En tierras lejanas permaneció en una gran depresión, pero el tiempo sano la locura de Hércules y sus heridas y decidió volver a Micenas y ponerse al servicio del rey Euristeo para que así pudiera purificarse de los terribles pecados contra su familia.
Estos fueron los 12 trabajos de Hércules
Se le impuso ponerse al servicio de su primo Euristeo, rey de Micenas. El rey temía que con el crecimiento del prestigio del gran héroe, Heracles trataría de tomar su trono.
1. El león de Nemea
Así, Euristeo le impuso uno de los 12 trabajos de Hércules, trabajo que parecía imposible. Heracles, debería matar a un león gigante. Tal bestia, aterrorizaba los alrededores de Nemea, atacó los rebaños de la región, y después de devorar a unos pocos hombres, desarrolló una apreciación por la carne humana. Se decía que el león de Nemea tenía que ver con el monstruoso Tifón y de Equidna, o sea, que nació de estos.
Hubo rumores, de que su cuero era invulnerable a las armas tradicionales. Heracles estaba armado con su arco y flecha y su poderoso garrote a la izquierda para intentar cazar a la criatura. Heracles pasó algún tiempo en los bosques de Nemea en busca del león, hasta que finalmente encontró rastros que lo llevaron a la cueva donde se escondía el monstruoso felino. Hércules entró en la guarida del monstruo que estaba llena de huesos de animales y cráneos humanos.

Desde el fondo de la cueva se podía escuchar el sonido de aliento del gran animal. Heracles enfrentó por primera vez al león de Nemea, usando su arco y sus flechas. Apuntando a la cabeza del animal, estas rebotaban en su piel. Furioso, el león gigante de Nemea suelta un poderoso rugido y se prepara para atacar. Heracles y el león saltan uno contra el otro, el león expone sus poderosas garras mientras el héroe Hércules levanta su palo.
Heracles golpea la cabeza de la criatura que a pesar del impacto devastador resistió. Al darse cuenta de que sus armas son inútiles, Hércules y el león rompen un combate cuerpo a cuerpo. El león clava sus garras en su oponente que resistió el dolor punzante de sus heridas. Logra envolver el cuello del animal con sus brazos. Desde el principio hasta un estrangulamiento mortal, el león de Nemea no pudo resistir la fuerza del héroe y sucumbió.
Haciendo uso de las propias garras del animal, logró arrancarle el cuero y regresó a Micenas. Euristeo vio a Hércules acercarse vestido con la piel del animal. Temiendo por su vida, se escondió dentro de un barril de metal. Así, el héroe completó su primer trabajo, de los 12 trabajos de Hércules.
2. Hércules y la Hidra | Los 12 trabajos de Hércules
El rey Euristeo determinó que Hércules, como su segundo trabajo de los 12 trabajos de Hércules, debería terminar con una criatura que viviera en la región de Lerna. La criatura era un monstruo terrible, el hijo de Tifón y Equidna. Era conocido con el nombre de Hidra. El valiente héroe y su sobrino Yolao (hijo de Ificles y Automedusa) que era su inseparable compañero salieron al encuentro de esta criatura. En el camino se encuentran con una aldea devastada por la criatura y un sobreviviente les indica el camino a la guarida de la bestia.
La Hidra habitaba el siniestro pantano de Lerna. Hércules y su sobrino Yolao, despejaron el pantano pestilente hasta que encontraron la cueva del monstruo. Para sacar a la criatura del agujero, el hijo de Zeus hizo uso de su arco, disparando flechas en llamas hacia la cueva. La poderosa Hidra de la cueva estaba furiosa y empezó el ataque. El monstruo tenía varias cabezas sedientas para devorar al héroe. A pesar de su gran tamaño, Hércules era extremadamente ágil, así que logró esquivar los ataques de la bestia.

Con un fuerte golpe de su palo, el héroe aplasta una de las cabezas del monstruo, pero rápidamente nacieron dos en su lugar. Furioso, continúa aplastando las cabezas y el doble de cabezas resurgieron. Yolao le grito que se detuviera, ya que solo estaba dificultando aún más la tarea. Entonces tuvieron la idea de cauterizar los cuellos de donde nacieron las nuevas cabezas. Así que mientras Hércules aplastaba las cabezas, su sobrino Yolao cauterizaba las heridas con una antorcha. De esta manera, una cabeza tras otra estaba siendo derrotada.
La diosa Hera, su enemiga, vio al héroe derrotar a otra criatura y envió cangrejos para ayudar a la hidra, pero solo lograron distraer al héroe por un corto tiempo y terminaron aplastados. Hércules y Yolao, derrotaron a la última cabeza, pero incluso cuando la perdió, aún estaba viva. El héroe la arrojó a un agujero y la enterró con una gran roca. La Hidra tenía una sangre extremadamente tóxica.
Sabiendo esto, bañó sus flechas en la venenosa sangre del monstruo y ahora poseía otra formidable arma. La diosa Hera decidió honrar a los cangrejos que lucharon en su nombre, y creo la constelación de cáncer. Para sorpresa de todos, Regresó victorioso a Micenas y se presentó para su siguiente de los 12 trabajos de Hércules.
3 y 4. La Cierva de Cerinea y el Jabalí de Erimanto
El hijo de Zeus ya había derrotado al león de Nemea y a la Hidra de Lerna, dos oponentes muy poderosos. El plan de Euristeo de acabar con la vida de Hércules no funcionaba y su rival se hacía cada vez más popular. Sin saber cómo derrotar a su primo Euristeo tiene una gran idea y de los doce trabajos de Hércules, le atribuye dos más. Esta vez, debería traer dos criaturas vivas a Micenas. La Cierva de Cerinea y el Jabalí de Erimanto. Euristeo sabía qué Hércules no regresaría sin los animales porque, para él, admitir el fracaso era impensable.
Hércules inició el viaje y el rey estaba seguro de que nunca volvería a verlo nuevamente. Pasó más de un año sin poder encontrar la Cierva. No era una Cierva corriente, era simplemente espléndida. Tenía cuernos de oro y pezuñas de hierro. La criatura era una de las cinco Ciervas sagradas creadas por la diosa Artemisa. Ella, siendo la única que vivía libre, los demás servían a la diosa Artemisa, tirando de su carro.

Finalmente, logra acercarse a la Cierva de Cerinea y, dispara una flecha a una de sus patas. Herida, la Cierva ya no podía correr y terminó siendo capturada. Entonces aparece la diosa Artemisa y se pregunta por qué Hércules está cometiendo tal sacrilegio. Él explica que con el nombre del oráculo de Delfos está al servicio del rey Euristeo y que después de presentarle la Cierva, el animal será liberado, la diosa entonces permitió que continuará su viaje.
Después de presentar la Cierva de Cerinea a Euristeo, volvió a partir en busca del Jabalí de Erimanto. La criatura era muy fuerte, así que Hércules tuvo que usar la astucia para capturarla. Como no podía matarlo lo cansaba. Por ello, lo persiguió y lo llevó a una zona donde la nieve se acumuló en el suelo.

El gran jabalí tuvo que hacer un gran esfuerzo para moverse a través de la nieve alta y terminó siendo vencido por la fatiga. Lo ató y lo arrastró al palacio real de Micenas. Euristeo, aterrorizado de verdad, se escondió de nuevo en el barril de bronce. Esto fue otro de los 12 trabajos de Hércules.
5. Hércules y los establos del rey Augias
Frustrado por no poder deshacerse de él y como con cada trabajo realizado acumulaba más gloria, decide imponerle otro trabajo de los 12 que Hércules tenía que hacer. Esta vez, el trabajo era uno degradante. Debía limpiar, en un solo día, el gran estable de Augías, el rey de Élide. El establo no se había limpiado durante mucho tiempo y Euristeo creía que además de la dificultad de la tarea, se negaría hacer un trabajo tan indigno. Él se inclinó humildemente ante su deseo y partió rumbo al reino de Augías.
Porque la necesidad de purificarse de sus pecados era más importante que su orgullo. Se presentó ante el rey Augías y ofrece sus servicios para limpiar los establos, pero sin comunicar que estaba al servicio del rey Euristeo. El hijo de Zeus negocia con Augías el pago por tal trabajo y llega a un acuerdo. Augías cree que limpiar el establo en un solo día sería imposible y por eso le promete entregar una décima parte de su gran rebaño. Si al cambio Hércules no lograba terminar el trabajo en un solo día, no recibiría nada.
El rey llamó a su hijo para presenciar el acuerdo. A hércules se le da una pala, pero la deja a un lado y se dirige hacia al río Alfeo. Usando su fuerza abrumadora, el hijo de Zeus lanza grandes rocas al río desviando su curso hacia el establo de Augías.

Las aguas del río cruzaron las puertas del establo y se llevaron toda la suciedad con ellas. Después de la limpieza, permitió que el río volviera a su curso natural. Augías, al ver que los establos estaban limpios y que Hércules ni siquiera se había ensuciado las manos, se quedó perplejo. Cuando pedio su pago, Augías declaró que nunca había hecho tal trato. Fineo, su propio hijo, afirmó haber presenciado el acuerdo.
Furioso por esta traición, Augías expulsó a hércules y a su hijo. Hércules no acepta tal humillación y reúne a un ejército de Tebas para derrocar al rey Augías y poner al honorable príncipe Fineo en el trono que pertenecía a su padre. Así, uno más de los 12 trabajos de Hércules se cumplió.
6 y 7. Las Aves y el toro de Creta
Después de limpiar los establos de Augías regresó a Euristeo, el rey cuestionó la validez de la realización de su legítima tarea, ya que había encargado una recompensa Augías y, por lo tanto, debe realizar una tarea extra. El hijo de Zeus debía ir a Arcadia y deshacerse de las Estinfálidas. Eran aves rapaces gigantescas que aterrorizaban la región. Después de un largo viaje, llega al borde del lago y para su sorpresa el número de aves era enorme.

No parecía posible lograr tal tarea a través de la fuerza bruta. Nunca pudo resolver sus desafíos a través de la astucia, por lo tanto, la ayuda de su hermana Atenea, la diosa de la sabiduría, fue providencial.
La diosa le regalo un instrumento musical de hierro, hecho por el dios Hefesto en su forja sagrada. Hércules subió una colina cerca del lago y desde allí utilizó el instrumento con una fuerza increíble. El ruido era tan fuerte que los pájaros huyeron aterrorizados y mientras huyan, les disparó con sus flechas repletas con sangre de Hidra.
Se había hecho un trabajo más de los 12 trabajos de Hércules. Zarpo hacia la isla de Creta. Euristeo había ordenado que fuera a la isla del rey Minos para capturar el temible toro de Creta. Este no era un toro ordinario, el animal debería haber sido sacrificado en honor al dios Poseidón, pero debido a sus cualidades Minos decidió no sacrificarlo. Como resultado, Poseidón hizo que el toro fuera capturado por una furia incontrolable.
Hércules se encuentra cara a cara con el toro (el padre del terrible minotauro). El toro era increíblemente fuerte, pero no lo suficiente como para acabar con él. Lo agarró por los cuernos y lo arrojó al suelo y después de atarlo lo subió a un barco de vuelta al Peloponeso. Al llegar a Micenas, el toro es presentado a Euristeo, quien después de confirmar la finalización de la tarea, liberó al animal.

El toro deambulaba por Grecia causando terror donde quiera que fuera, pero en las llanuras maratonianas la bestia encontró su fin cuando se encontró con Teseo.
8. Hércules y las yeguas de Diomedes
Hércules acababa de recibir el octavo de sus doce trabajos, y ahora debía viajar a Tracia y regresar con las famosas yeguas antropófagas de Diomedes. Era el hijo de Ares, el dios de la guerra, y reinó sobre los Bisontes, que eran un pueblo bárbaro y cruel, y ciertamente Diomedes, el más cruel de todos.
Capturó a los extranjeros que cruzaron sus tierras y los condujo al granero real. Allí se encontraron yeguas poderosas tan fuertes que estaban atadas con cadenas de hierro. Las yeguas ya no comían avena ni ningún otro cereal porque habían adquirido un gusto por la carne humana. Diomedes entonces arrojo a los visitantes para que sirvieran de comida a sus terribles caballos.
Para el viaje a Tracia, Hércules contó con la compañía de algunos amigos, entre otros su sobrino Yolao y Abdero el hijo de Hermes. Llega al reino de Diomedes y se entera de las atrocidades que el rey cometió contra los visitantes de su reino. Diomedes insultó el deber de hospitalidad que era un requisito de Zeus. Al enterarse de la llegada de nuevos visitantes, el rey y sus guardias salieron a su encuentro. Hércules derrotó a la guardia real y después de agarrar al rey lo arrojó para ser devorado por sus propias yeguas.

Al ser alimentadas, las yeguas estaban más tranquilas y así Hércules las condujo a su barco, pero aparecieron más soldados tratando de vengar al rey. Hércules le pidió al hijo de Hermes que sostuviera a las yeguas mientras él luchaba contra los soldados. Los guardias fueron fácilmente derrotados, pero cuando regresó encontró al hijo de Abdero muerto, siendo devorado por las yeguas.
Lamentando mucho la muerte de su amigo, después de enterrarlo, declaró que la ciudad de Abdera se fundaría allí en honor de su amigo. En Micenas, Euristeo consagró a las yeguas en honor de la diosa Hera. Los caballos descendientes de estas yeguas eran animales extraordinarios. Según la leyenda Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno tendría en sus venas la sangre de estas yeguas. Bajo el mando de Alejandro Magno participaría en la conquista de casi todo el mundo.
9. El cinturón de Hipólita
Hércules había reunido a algunos héroes para acompañarle al reino de las amazonas. Una vez allá debería realizar otro trabajo más. La hija mimada del rey Euristeo exigió a su padre que le regalara el cinturón de Hipólita, la reina de las amazonas. Hipólita, debido a sus logros en el campo de batalla, recibió el cinturón del Dios del Aire en persona, como un honor. Para cumplir el deseo de su hija, el rey envío a Hércules a utilizar los medios que consideraba necesarios para llevarle el cinturón a su hija.
Al llegar al reino de las amazonas, lo recibido la misma reina Hipólita, que está asombrada por el poderoso carruaje del hijo de Zeus. Hércules se portó con diplomacia cuando hablo con la reina y ella le devolvió la cortesía. Parecía que estaban llegando a un acuerdo, e Hipólita cedería su cinturón al héroe sin necesidad de derramar sangre, pero la diosa Hera, su enemigo, no permitió que realizara esta tarea tan fácilmente. Ella, disfrazada, se mezcló entre las amazonas y propagó el rumor de que planeaba secuestrar a la reina. Para proteger a Hipólita, las amazonas se armaron y atacaron a Hércules y a sus compañeros.

En la batalla sangrienta, muchas amazonas cayeron en el campo. Entre las amazonas caídas estaba la reina Hipólita. Hércules recogió su cinturón y comenzó su regreso a Micenas. En el camino de regreso, paso por Troya y la ciudad estaba en graves problemas. El rey troyano, Licomedes, (en griego antiguo Λυκομήδης Lykomếdês), hijo de Apolo y Parténope, castigado porque se negó a pagar el tributo a Poseidón, que había construido los legendarios muros troyanos. Para el rey, por lo tanto, su hija estaba siendo entregada como sacrificio a un terrible monstruo marino.
El rey le prometió al hijo de Zeus una recompensa si salvaba a su hija. Hércules luchó contra la criatura y venció. Pero Licomedes no pagó el premio debido y lo expulso de Troya. Antes de partir juró vengarse y regreso Grecia para entregar el cinturón de la reina Hipólita a la hija de su soberano.
10. El ganado de Gerión
Como su décimo de los 12 trabajos de Hércules, debía robar el ganado del gigante Gerión. El gigante vivía en la mítica isla de Eritrea, cerca de la península Ibérica. El viaje tan largo que ningún griego había viajado tan lejos. Navegaron durante mucho tiempo hasta llegar a una gran montaña que separaba el mar Mediterráneo del océano Atlántico. Utilizó sus fuerzas para dividir la montaña en dos y empujó las dos mitades. Así que conectó al Mediterráneo con el Atlántico y pudo continuar su viaje. Las dos grandes colinas creadas serían conocidas como los Pilares de Hércules y hoy en día este lugar es conocido como el Estrecho de Gibraltar.
Finalmente, llega a la isla de Eritrea. Gerión era una criatura horrible que tenía varios cuerpos en uno. El gigante también tenía un perro guardián de dos cabezas llamado Orthus, que era el hermano de Cerbero. Luchó contra el perro matándolo con su poderoso garrote. Furtivamente, comenzó a conducir el ganado, pero lo vio Gerión y empezó el ataque.

La lucha entre los dos muy intensa. En un momento dado se da cuenta de que la diosa Hera, su gran enemiga, se escondía ayudando al gigante Gerión. Dispara entonces una flecha a la diosa. Herida esta huye al Olimpo. Saca, a continuación, una de sus flechas empapada con la sangre venenosa de la Hidra y dispara a Gerión. El gigante está abatido, ahora puede finalmente regresar a Grecia liderando los famosos bueyes de Gerión.
11. Hércules y Atlas | Los 12 trabajos de Hércules
El hijo de Zeus estaba de nuevo viajando por el mundo para hacer un trabajo más los 12 trabajos de Hércules para Euristeo. Esta vez iba a encontrar el famoso jardín de las Hespérides y volver con una de sus famosas manzanas doradas. Cuando la diosa Hera se casó con Zeus, Gea de regalo un hermoso árbol del que brotaron manzanas doradas. Este árbol fue cuidado por las hermosas y delicadas Hespérides y vigilado por un inmenso dragón.
En su búsqueda del jardín, Hércules se encontró con el titán Prometeo, que estaba encadenado a una roca y cuyo hígado era devorado por una ave. Durante la noche su hígado se regeneraba y al día siguiente el ave regresaba para alimentarse de nuevo. Prometeo había sido castigado por Zeus, porque ha robado el fuego sagrado y lo ha regalado a los humanos. Hércules decide que Prometeo ya había sufrido demasiado y decide que hay que hacer algo. Para ello, mata al odioso pájaro con su arco y rompe las cadenas que ataban al titán Prometeo a la roca.
Como forma de gratitud, Prometeo lo aconseja que no se enfrente al poderoso dragón, sino que se encuentre con Atlas. Continuando su viaje, se enfrenta al poderoso titán Atlas, que también estaba sufriendo un castigo impuesto por Zeus. Atlas había luchado contra Zeus durante la Titanomaquia, que fue la gran lucha entre dioses y titanes. El derrotado Atlas se vio obligado a soportar todo el peso de la bóveda celestial sobre su espalda por toda la eternidad.

El titán era el padre de las Hespérides y se ofreció a traerle las manzanas que necesitaba si él sostenía la bóveda celeste. Mientras el titán Atlas visitaba el jardín de sus hijas, las Hespérides, Hércules, hizo uso de todas sus fuerzas para levantar la pesada bóveda celeste sobre sus hombros. Atlas se fue y después de algún tiempo finalmente regresó. Trajo consigo las manzanas, y le dijo a Hércules que se las entregaría el mismo a Euristeo. Se dio cuenta entonces de que fue engañado y tendrá que soportar el peso del mundo sobre su espalda por toda la eternidad.
En el momento uso su astucia y dijo; realmente harías esto por mí, qué amable, ya no soporto tener que enfrentarme a mi primo. Antes de que te vayas me gustaría hacer una petición; podría sostener la bóveda por un instante para que pueda ordenar capa de piel de león y así proteger mi espalda, sabes lo incómodo que es todo este peso. Atlas sabía muy bien lo incómodo que era este trabajo y decidió ayudarlo.
Poco después de que el titán levantará la bóveda celestial, Hércules recogió las manzanas que habían quedado en el suelo y dio la espalda para no volver nunca más. Al regresar a Micenas con las manzanas fue aclamado por los súbditos de Euristeo. Esto decide que solo hay una manera de deshacerse de él definitivamente, debe ser enviado al reino de los muertos.
12. Hércules y Cerbero
Después de realizar 11 obras que todos pensaban imposibles, Hércules era amado por el pueblo, ya que había librado al mundo de las criaturas más siniestras. El plan de Euristeo para acabar con él solamente le hizo alcanzar la gloria. Euristeo solo tenía derecho a imponer un trabajo más y con esto serían los 12 trabajos de Hércules. Esta era su última oportunidad. Para deshacerse de Hércules definitivamente, le ordenó entrar en el mundo de los muertos y regresar con el legendario Cerbero. El perro de tres cabezas de Hades, quien era responsable de vigilar el reino.
Antes de partir hacia el reino de Hades, fue iniciado en los misterios eleusinos (ritos de iniciación anuales al culto a las diosas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis). Los rituales de estos cultos simbolizan la muerte y la resurrección. Hércules llegó a una cueva secreta que daba acceso al mundo subterráneo. Justo a la entrada fue recibido por su hermano Hermes, que era el dios que guiaba a las almas hacia el reino de Hades.
Guiado por el dios mensajero entro en el inframundo. Era un lugar siniestro y triste. En el reino de Hades se encuentra a su amigo Teseo, aún vivo, encadenado a una piedra. Teseo había sido castigado por Hades por intentar, junto con su amigo Pirítoo, secuestrar a Perséfone, la reina del inframundo. Liberó a su amigo y esto pudo regresar al mundo de los vivos. A continuación, encontrarse cara a cara con Hades, el señor del mundo de los muertos, le pidió permiso para llevar a su perro y presentarle a Euristeo con la promesa de que le devolvería el perro después de terminar su trabajo.

Hades permitió intentar capturar al perro de tres cabezas, pero con la condición de que solo use sus propias manos para dominar al animal. Contento, partió contra el monstruo. Al verlo, se da cuenta de que la bestia, además de tres cabezas, tenía también veneno de serpiente. Había luchado él contra toda clase de criaturas y sin miedo paso a luchar. La lucha entre el semidiós y el monstruo fue intensa, pero finalmente logró derrotar a la criatura. Llevó a cerbero a la superficie.
El perro cuando estaba en contacto con la luz del sol tenía náuseas y terminó vomitando. Del lugar donde cayó el vómito del animal nacieron plantas venenosas. A pesar de la resistencia, arrastró al animal al palacio de Euristeo y presentó la criatura a su amo. Al ver a un monstruo así, aterrorizado, corrió hacia su barril de bronce y se escondió. Cerbero fue liberado y regresó al inframundo. El semidiós, finalmente, había hecho los 12 trabajos de Hércules y Euristeo se resignó a no ser capaz de ponerle fin a Hércules.
Lo liberó de sus servicios en el momento cuando había alcanzado la cúspide de su gloria y era visto como el benefactor de la humanidad. Este no sería el final de su viaje. Aún se enfrentaría a difíciles aventuras y pruebas antes de alcanzar finalmente la inmortalidad junto a su padre.